Hoy sábado os traigo un clásico en mi circulo de amigos, familiares y conocidos. Para desayunar, una merienda, después de un café, una reunión con amigos y amigas... a cualquier hora.
Es una tarta de zanahoria.
Tarta, bizcocho, pastel... cada uno puede llamarle como quiera.
A diferencia de otras recetas, en esta el resultado final del bizcocho no es un bizcocho pesado: no lleva ni nueces, ni frutos secos, ni miel... ni nada por el estilo. Solo lleva los ingredientes normales de un bizcocho, canela y por supuesto, zanahoria.
Para los escéptic@s he de decir que no os eche para atrás el nombre: mucha gente cuando le hablas de un "bizcocho de zanahoria" piensa en un sabor poco agradable para un bizcocho.
Aunque lleva zanahoria, no sabe a ella. La mezcla con el azúcar moreno, la canela y el aroma de vainilla están perfectamente sincronizados.
El resultado es un bizcocho extremadamente jugoso, muy blanco y esponjoso, gracias a la zanahoria.
He de decir que no resulta nada empalagoso y es que es imposible, y lo afirmo y estoy totalmente convencido, comerse solo un pedazo.
Se puede servir solo. A mi (y la gente que lo ha provado) me encanta con crema de queso mascarpone a la vainilla!! Entonces ya si que es la perdición absoluta!!
Os recomiendo que lo probéis porque es ideal también para los niñ@s ya que quieras que no, lleva zanahoria y no se darán ni cuenta.
Es bien fácil de hacer y seréis recompensados en halagos y cumplidos.
Hoy, tarde de sábado, es ideal para cocinar un bizcocho como este.
Animaros. Espero que lo disfrutéis en buena compañía al igual que lo hago yo con todos vosotr@s. Feliz día
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